¡Cuántas veces he entrado en los servicios de los alumnos y he visto las pintadas que han escrito! Considero, como dice Miguel Ángel Santos Guerra en su blog El Adarve, que estas pintadas representan un magnífico ejercicio de la libertad de expresión y un instrumento precioso para conocer el clima de un centro. En esta entrada me pregunto a qué se debe este comportamiento, es decir ¿por qué pintan las paredes?
Evidentemente, al escribir en una pared, uno satisface una necesidad de comunicación. Cuando se dibuja un corazón encerrando dos nombres, posiblemente se haga por el imperioso deseo de mostrar a todo el mundo lo enamorados que están. Igual explicacion merecen las frases del estilo "Juan y Carmen" o "Te quiero Toñi".
En otras ocasiones, las pintadas sirven como válvula de escape, evidenciando un conflicto con el profesor "al de tecno le cabe to", contra la asignatura "odio las mates" o contra algún compañero-a "la Mary es una puta". Uno de mis tutelandos fue pillado in fraganti haciendo una de las pintadas de este tipo, cuando le pregunté que por qué lo hizo me respondió "Si se lo digo a la cara me pone un parte, maestro". Tenía que decirlo evitando la violencia directa que le hubiera perjudicado aún más.
También tenemos pintadas que sirven para reafirmarse como persona, a si mismo, como al firmar en la pared, incluyendo muchos graffitis, o en sociedad: "Pachi, Chungui y Loli" o cuando informa de su inclusión en un grupo "Viva el Betis", "los de 3º A somos los mejores",...
Incluso me atreverÍa a decir que algunas de las pintadas se hacen por aburrimiento, si no a qué viene escribir un número de teléfono falso.
Recordando a Desmond Morris, que en su obra "El mono desnudo" indica:
"Cuando ponemos un nombre en una puerta, o colgamos un cuadro en una pared, lo que hacemos es en términos perrunos o lobunos, levantar la pata y dejar nuestra marca personal. (...) definir de esta manera el territorio de su hogar." (pag. 201-202)
Pienso que quizás sea ése un detalle esencial de las pintadas. Solamente hacen pintadas en las paredes del centro aquellas personas que lo sienten como algo propio, parte de "su territorio", Siendo así, ¿no nos debería preocupar más quienes ni siquiera pintan las paredes?
Evidentemente, al escribir en una pared, uno satisface una necesidad de comunicación. Cuando se dibuja un corazón encerrando dos nombres, posiblemente se haga por el imperioso deseo de mostrar a todo el mundo lo enamorados que están. Igual explicacion merecen las frases del estilo "Juan y Carmen" o "Te quiero Toñi".
En otras ocasiones, las pintadas sirven como válvula de escape, evidenciando un conflicto con el profesor "al de tecno le cabe to", contra la asignatura "odio las mates" o contra algún compañero-a "la Mary es una puta". Uno de mis tutelandos fue pillado in fraganti haciendo una de las pintadas de este tipo, cuando le pregunté que por qué lo hizo me respondió "Si se lo digo a la cara me pone un parte, maestro". Tenía que decirlo evitando la violencia directa que le hubiera perjudicado aún más.
También tenemos pintadas que sirven para reafirmarse como persona, a si mismo, como al firmar en la pared, incluyendo muchos graffitis, o en sociedad: "Pachi, Chungui y Loli" o cuando informa de su inclusión en un grupo "Viva el Betis", "los de 3º A somos los mejores",...
Incluso me atreverÍa a decir que algunas de las pintadas se hacen por aburrimiento, si no a qué viene escribir un número de teléfono falso.
Recordando a Desmond Morris, que en su obra "El mono desnudo" indica:
"Cuando ponemos un nombre en una puerta, o colgamos un cuadro en una pared, lo que hacemos es en términos perrunos o lobunos, levantar la pata y dejar nuestra marca personal. (...) definir de esta manera el territorio de su hogar." (pag. 201-202)
Pienso que quizás sea ése un detalle esencial de las pintadas. Solamente hacen pintadas en las paredes del centro aquellas personas que lo sienten como algo propio, parte de "su territorio", Siendo así, ¿no nos debería preocupar más quienes ni siquiera pintan las paredes?
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