viernes, 20 de marzo de 2009

Satisfacciones

Hace bien poco un compañero me comentaba que nuestro trabajo llega a ser a veces muy ingrato. Justo cuando ves que el alumnado ha vencido esa etapa tan terrible de la adolescencia, justo cuando, tras años de estar despistado, vuelve a centrarse en su vida,... entonces va y se marcha con viento fresco a continuar su vida.

La verdad es que, como el del arquitecto, nuestro trabajo acaba cuando el alumnado es suficientemente independiente para seguir estudiando, aprendiendo, viviendo de forma más independiente. Nunca más estará tan tutelado, ni la influencia de un profesor-a será tan grande.

Como el arquitecto que, tras entregar la vivienda, deja que el propietario la ocupe, la transforme, la adapte... Así nosotros vamos dejando los resultados de nuestro trabajo, nuestro alumnado ya hecho personita de esta sociedad y dispuesto a transformarla y mejorarla.

Como el mundo es un pañuelo, a veces nos volvemos a encontrar pasados varios años y vemos que son personas trabajadoras, que tiene ya una familia, que están llenas de amabilidad... y la manera como se acercan, nos saludan, nos sonríen... compensa con sobras todo el tiempo del mundo que le dedicaste a esa persona en concreto. A veces vemos los frutos de nuestro trabajo.

Pero mientras tanto nos queda sembrar y confiar en ese futuro. Nos queda alegrarnos con las pocas flores que recogemos día a día. Gracias, clase de 1º D, por acordaros de vuestro tutor cuando él apenas tenía para dedicaros.


Quisiera dedicar esta entrada a ese alumno que se le ocurrió hacer ese mural aunque ya haya abandonado la clase que le siguió en su idea. Algún día espero encontrarte otra vez.

viernes, 13 de marzo de 2009

Portabombillas de un Juego de Pulso

En otra entrada ya publiqué un juego eléctrico que medía el pulso que tenemos. Esta propuesta fue la que esta clase de primero de Tecnología Aplicada decidió fabricar en vez del consabido preguntas y respuestas; que por otro lado ya habían hecho en Primaria.

La decoración es algo que deben resolver en equipo... Esto surge cuando, en vez de buscar el consenso acuerdan que cada uno elija un trozo del proyecto a pintar.

Además de hacer una memoria de construcción, decidí añadirles un diario de construcción donde describían cómo habían fabricado el proyecto. La verdad es que la lectura de éste fue de lo más divertida.

Para ir les enseñando a resolver ellos mismos problemas tecnológicos en vez de ponerse a construir proyectos prefabricados, decidí que debían aplicar sus conocimientos acerca de los materiales conductores y aislantes de la electricidad para crear un porta bombilla.

Con solo tres puntillas clavadas por el otro lado del panel hicieron un magnífico porta bombilla.

Otro equipo se decidió por utilizar un cáncamo del tamaño adecuado:


El cáncamo daba mayor estabilidad a la bombilla.

El proyecto completo quedaba como se muestra:

Creedme si os digo que había que tener muchísimo pulso.

La solución del cáncamo fue elegida por otros equipos. Nunca he pensado que fuera negativo el que ellos copiaran soluciones que a otros compañeros-as se les haya ocurrido antes. De hecho fomento y ánimo que compartan diferentes soluciones a los mismos problemas para que ellos decidan cual hacer en su proyecto.

En este caso el porta bombilla se hizo con varias puntillas y un encuadernador.


La solución de la hembrilla obligaba a utilizar más madera de pino para clavarla.

Pero siempre he encontrado equipos que prefieren apostar por soluciones novedosas. ¡Gracias a que no cesa la inventiva humana! Este equipo, aunque admito que la foto no se llega a ver bien, tuvo que coger un recambio de bolígrafo vacío para que actuara de aislante de un alambre de acero que sostuviera de forma adecuada la bombilla.

Aplicaron bien sus conocimientos de materiales aislantes.

El esfuerzo les mereció la pena:

miércoles, 4 de marzo de 2009

La princesa y el príncipe

Con frecuencia he utilizado cuentos o historias para ir llenando de contenidos interesantes algunas horas "muertas" como guardias, días de excursión para algunos y otros se quedan en clase, días donde el tiempo hace que muchos falten,... Una de esas historias, que no recuerdo bien dónde la oí o leí por primera vez, la utilizo cuando en clase hay seis o siete alumnos-as que no tienen otra cosa que hacer. Intento sacar mis habilidades de cuenta cuentos y les propongo una historia:
Erase una vez una princesa que vivía encerrada en un castillo muy enamorada del príncipe. En cierta ocasión el príncipe, como todos los días, antes de salir a recorrer sus dominios besó a la princesa y le pidió que no saliera del castillo porque era muy celoso. La princesa siempre le obedecía y una vez que salía el príncipe por el puente del río que estaba lleno de cocodrilos, se metía en el castillo rodeado por dicho río. Pero ese día concreto, recordó que era el cumpleaños del príncipe, y quería hacer una tarta para darle una sorpresa. Desgraciadamente en la cocina no había harina, por lo que cogió algo de dinero y, bajando el puente levadizo, salió a comprar la harina en el molino. Allí el molinero le atendió muy amablemente y le dio toda su mejor harina, pero al volver un loco que se había escapado de un manicomio se encontraba en medio del puente con un palo amenazando con tirar al río a todo aquel que se atreviera a pasar.

La princesa se asustó y decidió bajar a la orilla del río para que el barquero le permitiera pasar a la otra orilla, puesto que no sabía nadar. Pero todo el dinero se lo había gastado en la harina y el barquero decía que en su negocio él no fiaba dinero a nadie.

La princesa decidió entonces devolver la harina al molinero y con el dinero pagar al barquero. Pero cuando se presentó en el molino, éste le dijo que si su harina estaba bien, él no podía devolver el dinero porque ya había dicho a otros clientes que no tenía la harina que le había vendido.

Viendo que el tiempo se le echaba encima y como no quería que el príncipe viera que le había desobedecido, no le quedó más remedio que arriesgarse a cruzar el puente. Al cruzar la princesa, el loco hizo un movimiento brusco que la cogió desprevenida y la tiró al río. Allí ella intentó nadar, pero la corriente se la llevó y se ahogó....

"Ahora quiero que penséis tres minutos... nadie debe hablar en esos tres minutos... luego todos podremos dar nuestra opinión... quiero que penséis ¿quién o quienes son, los responsables de la muerte de la princesa? ¿y razonad por qué?"


Esta historia la cuento añadiendo los matices y cambios que considero adecuado según el nivel del alumnado. Normalmente todos suelen prestar atención pero es después donde a mí me resulta más interesante. Pasados esos tres minutos con escrupuloso silencio, doy el turno de palabra para que uno de ellos exponga su opinión, "¿quién o quienes son para ti los responsables de la muerte de la princesa?", y luego le pido que me diga porqué. A continuación, y sin entrar en polémica, se lo pregunto a otro del grupo. Como no suele coincidir con la opinión anterior, a éste también le pregunto qué le ha parecido lo que ha dicho su compañero-a. Con un tercero también hago las mismas preguntas y voy dejando que entre ellos hablen, dialoguen, argumenten, razonen, comprendan puntos de vista de otros aumentando así la escucha activa y de ahí la empatía, que sepan esperar para hablar y ser escuchado (demora de la gratificación), que valoren las opiniones y razonamientos de otros,...

Intento no prejuzgar sus opiniones ni influir en sus puntos de vista para que sea con el debate, donde a veces participo procurando no ejercer una superioridad mal entendida, la manera de sacar a la luz la necesidad de cambiar algunos de sus planteamientos. Aunque la verdad es que a veces me cuesta muchísimo, pues he oído razonamientos como "la culpa es de la mujer, si el príncipe le dice que no saliera para qué sale", "el loco es el culpable porque él la mata", "el del manicomio es el culpable por dejar escapara al loco; sería mejor si a los locos se les matara", "es culpa del príncipe porque debería tener siempre harina en la cocina, para eso él es el que trabaja", "Todo el mundo es responsable porque el príncipe no debía trabajar y estar todo el día con la princesa", ...

Muchos de sus razonamientos los procuro encajar dentro de la teoría de la evolución moral de Kohlberg, así voy conociéndolos mejor; pero, como antes he dicho, lo principal es que ellos hablen y dialoguen, desde el respeto a todas las opiniones, respeto que yo también me he de esforzar, a veces, en mantener.

Al final, ellos siempre me preguntan: "¿cuál es la solución maestro?" y yo, con una sonrisa, les digo: "La tuya... y la tuya, y también la de ella, y la de aquél,... todos habéis respondido bien porque todos lo razonáis correctamente. Muchos problemas no tienen una única solución, sino varias, y es cuestión de gusto, trabajo o economía el elegir una u otra, pero todas son correctas."