En otras entradas ya he hablado de la inclusión, de la necesidad, la obligatoriedad profesional y moral de atender a todo el alumnado. Por ello tras leer el editorial de la revista Cuadernos de Pedagogía de julio (nº 392) no dejo de pensar en cuánto nos queda por avanzar.
Todos somos diferentes
Un estudio reciente acerca de la equidad en Cataluña ya hablaba de los problemas de la segregación escolar. Por otro lado, si Finlandia, por su puntuación en PISA, nos sirve como modelo, podemos indicar que efectivamente Finlandia tiene un sistema escolar comprensivo desde 1968. Tal y como informan en otro artículo anterior de la revista, un sistema escolar con la finalidad de dar una educación de calidad a todo el mundo, donde:
"No hay selección en ninguna de sus etapas. Todos los alumnos aprenden en las mismas aulas, sin separación por niveles de aprendizaje."
En el editorial de Cuadernos de Pedagogía, escrito por su director Jaume Carbonell, se habla de diferentes prácticas de segregación y exclusión escolar. Se menciona así que existen colegios subvencionados que practican la segregación por sexos, cómo algunos centros concertados no escolarizan a la población inmigrante y seleccionan su alumnado, cómo diversos centros, tanto públicos como privados, utilizan los itinerarios según el rendimiento como una forma sutil de segregación, o cómo algunas administraciones recortan los recursos necesarios de compensatoria, aulas de enlace,...
Recordemos la actual ley de la educación, la LOE, donde dice en su artículo primero habla de los principios de la educación y menciona "La calidad de la educación para todo el alumnado independientemente de sus condiciones y circunstancias" (apartado a) y "La equidad, que garantice la igualdad de oportunidades, la inclusión educativa y la no discriminación y actúe como elemento compensador de las desigualdades personales, culturales, económicas y sociales, con especial atención a las que deriven de discapacidad" (apartado b). Estos detalles normativos por sí solo ya bastarían para replantearse algunas de las prácticas que Jaume Carbonell indica, pero además me parece sumamente importante considerar que nuestros jovenes van a vivir en mundo muy diverso, enseñémosles cómo vivir en éste desde la escuela. Acaso la sociedad del mañana no va a tener inmigrantes, van a estar diferenciados los sitios donde van los hombres de donde van las mujeres, acaso nunca van a ver a un síndrome de Down, a un sordo, a un ciego,... en la calle o trabajando como otra persona,... ¡Qué mejor forma de enseñarles a convivir con esa diversidad que vivenciarla ya desde la escuela!
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