miércoles, 3 de diciembre de 2008

El palo y la zanahoria

De pequeño escuchaba que para que un burrito tirara de un carro pesado había que utilizar dos estrategias: el palo cuando se ponía testaduro, y la zanahoria cuando iba llevándolo bien. No es más que un principio motivador claro: premio o refuerzo positivo cuando "haces lo que debes" y castigo si no lo haces. Considero que ser estudiante es un trabajo duro y observo que también en la escuela se llega a utilizar "el palo y la zanahoria".



Cuando alguno de mis estudiantes ha hecho algo bien, especialmente cuando era algo que reconozco que le ha costado mucho a ese estudiante en particular, siempre procuro felicitarle tanto privada como públicamente. Muchas veces he alzado la voz y he dicho unas palabras similares a "Quiero deciros que hoy me ha sorprendido muy gratamente Alejandro (o Julia o Jonathan o Saray) porque durante media hora ha estado trabajando y no se ha levantado, por eso le aplaudo y quiero que todos lo sepáis". Una vez que inicio el aplauso, toda la clase se suele sumar, por lo que también es necesario poner algo de orden "Muy bien, ya está; a ver a quién podemos felicitar luego". El poder de la celebración, de la felicitación, del premio, de la zanahoria, creo que está muy infravalorado en educación. Basta ver lo que son capaces de realizar por tener unos positivos que, ni siquiera ellos saben bien cómo influyen en la nota... pero como son positivos, es bueno coleccionarlos.

Por otro lado, también hay momentos donde yo mismo saco el palo. Ante las faltas de respeto, las agresiones (físicas o verbales o de cualquier otro tipo), las actitudes xenófobas,... me pongo muy serio y digo "Señores, sabéis que no consiento falta de respeto bajo ningún concepto." Curiosamente en la mayoría de ocasiones, basta esa frase para que ellos asuman que no deben seguir por ese camino. Otros compañeros-as hablan también del poder y la necesidad de corregir poniendo negativos (que, como los positivos, tampoco se sabe bien cómo afecta a la calificación final) yo particularmente no los pongo con la idea de animar y fomentar la participación. "Maestro yo salgo a la pizarra, pero si está mal no me pones mala nota, ¿verdad?", exigencia que he encontrado que me hacen muchos estudiantes, "No pasa nada; si está mal no te pongo una nota buena, pero tampoco te la pongo mala."

Como nuestro objetivo como educadores no es tanto premiar o castigar sino más bien educar, me pregunto ¿qué estrategia da mayores resultados el palo o la zanahoria?, ¿se deben utilizar ambas estrategias con todo el alumnado? Sin responder bien a esas preguntas, particularmente creo que muchas veces abusamos del uso del palo olvidando que se consigue más con la zanahoria que con el palo. ¿Qué percibís vosotros?

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